Usted está aquí :

8 – El contrabando

Aquí estamos en el país del contrabando en donde los habitantes del pueblo de Sare, desde siempre han jugado al potro con la frontera.

Escucha la banda sonora :

 

Del lado español, en estas montañas, siempre existieron las “Ventas”, casas en donde se vendía toda clase de productos manufacturados, ultramarinos en pleno campo para los habitantes, estas ventas también servían de bar, los domingos, los hombres jugaban al “mus”. Por la noche, estas ventas se transformaban en almacenes de contrabando. Durante la guerra, la penuria en Francia transformó radicalmente el futuro de estas “casas” cuyos dueños hacían traer de España aquellos productos que estaban racionados en Francia.

A partir de 1945, las actividades volvieron a estar en pleno apogeo. Todo el mundo hacía contrabando, (tabaco, relojes de péndulo, puntillas de Roubaix, cuero, neumáticos, líquidos, animales, rodamientos, piezas mecánicas de recambio para coches). Cabe recordar que en la época, las familias eran numerosas, tenían propiedades pequeñas y en general eran pobres. Este “deporte” nacional en el que participaban todos los hombres válidos del país hasta los años 70, se llamaba púdicamente “gauazko lana” (trabajo de noche). Entonces, el contrabando no era un acto inmoral, la frontera era inmoral y contra natura puesto que se oponía a los intercambios multi-seculares.

Larrún ocupaba una ubicación estratégica y las laderas de la montaña fueron el escenario de algunas aventuras entre aduaneros y contrabandistas.